La Bobadilla


 

 José María Lopera

 

INTRODUCCION

 

 

Su ubicación a la salida del paso natural entre las Altiplanicies Granadinas y la Campiña Bética de Jaén-Córdoba, a 5km. del margen izquierdo del Salado de Porcuna (afluente directo del Guadalquivir, que atraviesa la Campiña en sentido Sur-Norte ), a 3 km. de la rivera derecha del Víboras y a pocos más del Guadajoz, con visualización (Lámina 1) directa de la Depresión Alcaudete-Priego, de los principales y tradicionales poblamientos de Campiña Alta y Baja de Jaén y parte de la de Córdoba 3 , ha conferido al Cerro de Vega un importante papel de vigilancia, comunicación (señales), defensa y coerción, debido a ser limite o frontera Sur4, durante largos periodos de la Historia. Por ésta y otras circunstancias, debió jugar un importante papel como poblamiento-fortaleza (oppídum), durante el Espacio de coerción en la transición al Estado de la primera mitad del segundo milenio a. n. e. (a. C.) 5 y en el ...patrón de asentamiento durante el horizonte pleno ibérico (un caso de sociedad agrícola con Estado) 6 en las Campiñas del Alto Guadalquivir. También debió ser fortaleza importante en la vía (Torres de Aníbal) que comunicaba la comarca minera de Linares con el puerto de Málaga a través de Antequera y el Valle del Guadalhorce, ruta de penetración púnica desde el Estrecho de Gibraltar. (Plínio, II, 181 y XXV, l69), y que, por otra parte, se bifurcaba en esta pedanía (nudo de comunicaciones y abrevadero) hacia los pasos naturales granadinos del río Frailes-Velillos (afluente del Genil) con destino a Almuñecar, Adra y Villaricos. En La Bobadilla está manifiesta, por consiguiente, la ciudad-fortaleza que Javier Forte y Juan Bernier han deseado comprobar para que a partir de los recintos cordobeses mas orientales se fuera jalonando el terreno con nuevos recintos y fortificaciones hasta la zona minera giennense. La identidad de estos recintos con las Torres de Aníbal parece totalmente comprobada y la incorporación de La Bobadilla a esta Vía Cartaginesa es aceptable a la vista de su situación en la estructura geográfica de la región.

Vista de La Bobadilla desde el Cerro de Vega.©Fco.Martínez.1998.

El Cerro de Vega es una meseta de acceso empinado por sus vertientes N., E. y S., abierta en pendiente más suave hacia el O., que se eleva a 638 m. sobre el nivel del mar. Está circundado, en dos tercios de su perímetro, aproximadamente, por antiguas murallas ataludadas, de mampuesto y ripios o de opus incertum, que presentan baluartes rectangulares adosados, cuyo origen pudiera ser tartesio-ibérico. El resto lo ocupa el actual casco urbano. Maluquer 7 atestigua que: En el propio pueblo, en el lugar llamado de La Fuente, afloran a la vista las paredes romanas. Su oppídum, que debió tener entre 10 y 15 hectáreas, ha sufrido un largo proceso de erosión a medida que sus murallas se han ido decantando con el consiguiente arrastre de la tierra más liviana removida por las rejas de los arados, quedando amalgamados sobre la superficie terrosa, como sedimento menos ligero, piedras, tejas romanas (tegulae-imbrex) y abundante cerámica, así como majanos con guijarros procedentes de construcciones. Dista de Alcaudete 19 km. por el mejor acceso, 15 km. por la carretera menos cuidada y, entre 10 y 12 km. por el antiguo Camino Real de Granada (calzada romana). Se encuentra a 16 km. de Martos y a 40 km. de Jaén. En contraste con la naturaleza triásica del Piedemonte, las tierras de la Campiña que circundan esta pedanía pertenecen a un glacis de erosión formado por sedimentos del Cuaternario, que confirió a sus suelos un magnifico rendimiento cerealista y, en la actualidad, una estupenda producción olivarera. Seis de sus minas de almagre (también llamado hematites u óxido rojo de hierro)8, han sido explotadas desde muy antiguo hasta mediados de este siglo 9. Posee dos acuíferos importantes y se le reconocen todavía dos minas de sal gema.

En este oppídum no se han realizado excavaciones arqueológicas, ya que Maluquer de Motes 10, que las llevó a cabo en parte de su necrópolis ibérica, o no lo hizo o no lo refiere en su publicación. Si lo han hecho, profusa y reiteradamente, durante muchos años, depredadores con detectores de metales, llegados de los más diversos lugares, próximos y lejanos, para desaparecer en breves horas con su botín. Últimamente, lo han intentado con una excavadora mecánica y varios detectores de metales, hecho frustrado por la Guardia Civil, gracias a la denuncia de un vecino del pueblo. Maluquer de Motes halló, estudió y publicó, entre otros, el siguiente material que se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial de Jaén: aryballos globular de fayenza verde, de tipo egipcio, y procedencia de Naukratis o Rodas (525 a. C.); aryballos ibéricos en forma de granada (pasta ibérica local); cerámica griega (¿siglos VI o V a. C.?); amphoriskos púnicos de pasta vítrea azul con decoraciones amarillas y verdes (fines del siglo VI o comienzos del V a. C.); un ejemplar que imita el prototipo ático de crátera de columnas que carece de ellas, pero mantiene la distinción entre boca, cuello, cuerpo y pie destacando el acabado del fondo en forma cónica y el pie adosado, decorado con pintura color vinoso, a base de bandas anchas horizontales y paralelas. Recuperó, también, dos pendientes de oro, tipo amorcillado y un interesante anillo del mismo metal, así como vasos, urnas y platos de cerámica, algunos con decoración ibérica. También se encuentran en este museo, procedentes de otras donaciones, una serie de exvotos líticos antropomorfos (uno fálico), un plato de cerámica ática con estampaciones florales, importado de Ampurias o Rhodas (s. VI-V a. C.), así como un capitel corintio y un torso de mármol blanco, ambos romanos, pertenecientes a los siglos 1-II d. C. Por otra parte, en esta pedanía o en sus proximidades, permanecen abandonados varios fustes de columnas, una posible ara, y una lápida inconclusa; muy pesada, con puntos burilados que suelen dar sensación de conjunto granulado, queriendo representar algo difícil de descifrar. (Hace menos de dos años que ha desaparecido un capitel corintio). Por encima de la Fuente de Arriba, la plantación de árboles ha hecho aflorar a la superficie gran cantidad de cerámica ibero-romana, por lo que podría pensarse en otra necrópolis o en la escombrera de un alfar. En el C. 1. L. (Corpus de Inscripciones Latinas) hay varias lápidas catalogadas, procedentes de La Bobadilla, pero tristemente desaparecidas, excepto una que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.

Pues bien, no hace mucho tiempo, durante un paseo rutinario matutino (nací en el Cerro de Vega y en él paso mis vacaciones) observé rasgos de pintura en parte de una piedra discoidal, cuyo resto estaba recubierto de tierra y concreciones calcáreas. Y no la dejé abandonada. La curiosidad me hizo encontrar otras. Allí no hay más que mirar atentamente la superticie del terreno para reconocer, entre fragmentos amalgamados, abundante cerámica neolítica, argárica, tartesia 11, fenicia de color gris 12, ibérica y romana (común y sigillata 14), y, con más dificultad, fenicia de color rojo15 y, muy excepcionalmente, griega con estampaciones florales o con decoraciones negras o rojas, así como árabe y visigoda. Abundan las fusayolas de pasta clara y gris (una de ellas decorada a base de granulaciones, otra bitroncocónica,) así como pondus de distintos tipos. He visto escoria de flindición de cobre, una descomunal bola de hierro, precintos de plomo y un fragmento de vaso de cerámica con perforaciones (copelas) cuyos restos de plomo derretido, sugieren, con poco esfuerzo, la idea de captación del régulo de plata. Se ha hallado un espejo de bronce, la mitad de un molino barquiforme de mármol y varios quema perfiimes de cerámica.

Por otra parte, y con anterioridad, llegó a mis manos una moneda con inscripciones importantes.

A su debido tiempo, di cuenta de estos hallazgos a la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía de Jaén que dispuso la incorporación de los mismos a los Fondos Arqueológicos de La Bobadilla en el Museo Arqueológico Provincial de Jaén. Así se hizo, de buen grado, el día 20 de Octubre de 1997

Al resultado del estudio de esta moneda y de estos litografitos, me voy a referir a continuación. 

 

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Mi gratitud a José Miguel Paría Montiel, Director del Instituto Gemológico Joyero Andaluz, por su imprescindible, valiosa y generosa colaboración.

Mi agradecimiento a las personas (anónimas por deseo propio) que me han,, permitido fotografiar piezas importantes de sus colecciones o recaudos, con objeto de ser estudiadas y publicadas.

Mi reconocimiento a las personas que, de una u otra forma, me han prestado ayuda.

3Nuestra investigación pone de manifiesto (están los restos de murallas con baluartes en La Bobadilla) que los recintos, existentes por toda la campiña y vega del Guadalquivir (Jaén), como consecuencia de la influencia fenicia, pueden coincidir en altas fechas, (atraves de BORÁ-La Bobadilla) en la linde giennense con les tierras cordobesas, contrariamente a lo creído por M. Carrilera. (El proceso de transformación de las sociedades indígenas de la periferia tartesica. La fenicia en el sur de la Península Ibérica. l00 años de investigación. Almería. 1992.)

4Sierra Morena al Norte, río Guadalbullón al Este y río Víboras al Sur.

5 Nocete, F. El espacio de la coerción. La transición al Estado de las Campiñas del Alto Guadalquivir (España) 3000-1500 a. C. Monographs of Spanish and Poituguese Arclhaeology. 1 BAR International Series 492.1989.

6 Ruiz Rodríguez, A y Molinos Molinos, M. Elementos para un estudio patrón de asentamiento en las Campiñas del Alto Guadalquivir durante el horizonte pleno ibérico (un caso de sociedad agrícola con Estado). Arqueología Espacial, 4 Teruel, 1984.

7Maluquer de Motes, J., Picato, M. y Rincói,, M. A La necrópolis ibérica de La Bobadilla (Jaén. Universidad de Barcelona, 1973.

8En algunos cerros del entorno de La Bobadilla, afloran tierras adscritas al Trías-Keuper, que contienen este mineral. Hasta más de mediados de este siglo se explotaron algunas. Sus nombres son. Las Almagras o Arrecías, Cerro El Presillo, Cerro Los Bueyes, Cañada Jurado, Cerro de la Zorra y Cerro del Burro.

9 A partir del siglo vi, el hierro adquirió un pape1 preponderante hasta el punto de que se señala la frecuente localización de restos ibéricos junto a filones de mena de hierro. en particular Almagra, así ocurre en Cástulo y muchos otros lugares del alto Guadalquivir, en particular donde afloran tierras adscritas al Tríss-Keuper. (Rodriguez Vinceiro et alii. Aproximación o lo explotación de los recursos abióticos... Historía Antigua de Málaga y su Provincia. De. Arguval. Málaga, 1994.)

Aunque el proceso ninero-metalúrgico nos es bastante desconocido hasta ahora, parece que la extracción del hierro a partir de la almagra exige dos cocciones, un para lo escarificación y otra para la extracción del hierro. Ruiz, A. y Molinos, M. Los iberos. Análisis arqueológico de un proceso histórico. Barcelona, 1993.)

10Op. cit. Nº '7.

11Fabricada a mano, más o menos burda, desengrasantes más bien gruesos y cubiertas con engobes que van del castaño oscuro al castaño claro.

12 Se trata de la que algunos autores han denominado cerúmica de costa. En La Bobadilla, aparece en sus dos tipos conocidos de fabricación: una muy abundante, propiamente gris, fabricada a tomo, de gran calidad, con superficie especialmente tratada, a base de aplicación arcillosa alisada del mismo color o más clara, que le confiere un aspecto bruñido, frecuentemente con decoración lineal de un tono gris más oscuro; la otra es mucho mas tosca y más oscura (cocción reductora).. fabricada a mano, con desengrasantes gruesos y superficies burdas, siendo menos abundante.

13 Con decoración lineal (Horizonte Ibérico Antiguo), subgeometría (Horizonte Ibérico Medio) y geométrica (Horizonte Ibérico Pleno) pigmentados con rojo bermellón oscuro, vinoso o anaranjado.

14 Aretina, sudgálica e hispánica.

15 Bordes de fluentes y/o platos de cerámica roja con un centímetro o menos de espesor. Dos fondos o pivotes macizos de ánforas, con desengrasante grueso, terminados en ángulo agudo, uno de ellos de barro negruzco con engobe rojo aladrillado, y el otro, estriado, de pasta anaranjada y engobe blanco-amarillento (beige), ambos pueden ser de procedencia púnica, de tipología P 17 o P 18, de forma denominada Maña E y Cintas 317, (segunda mitad del siglo III a.C. hasta la época augusta).

 

 

 

 

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